Hace poco más de una semana que Wikileaks volvió al ataque, publicando unos cinco mil e-mails pertenecientes a una agencia estadounidense de análisis geopolítico llamada Stratfor (o "la CIA en las sombras", como les gusta llamarla a los activistas). De momento, unos 25 periódicos de todo el mundo siguen peinando esta correspondencia en busca de nuevos detalles sobre el verdadero funcionamiento de la seguridad en Estados Unidos. Pero ya hay un revelador intercambio que pone en duda una de las historias más grandes del año pasado: la captura e inmediata ejecución de Osama bin Laden.
La historia se nos ha contado varias veces. Cómo el pasado dos mayo el responsable del 11-S fue disparado varias veces en su residencia en Abbottabad (Pakistán), cómo su cuerpo recibió un funeral islámico y luego fue arrojado al mar. Una acción muy conveniente en estos casos: si se entierra a un villano en tierra firme, su sepulcro puede convertirse en lugar de peregrinaje para posibles seguidores.
El caso es que a las 5.26 de la mañana (hora de Washington D.C.), después de que Obama anunciara su muerte, el presidente de Stratfor, George Fredman, mandó un correo titulado Cadáver de OBL en el que se leía: "Se supone que se han traído el cuerpo a casa. Gracias al cielo". Minutos después, el vicepresidente de Inteligencia, Fred Burton, le contestaba: "El cuerpo ha sido hallado rumbo a Dover [Delaware], en un avión de la CIA. Luego irá al Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas de Bethesda [región del estado de Maryland]".
Hay más correspondencia que apoya esta versión de los hechos. En otro correo, Burton, considerado una de las mejores mentes en materia de seguridad, volvió a escribir a su jefe, Fredman, en una clave mucho más filosófica: "Si el cuerpo acabó en el mar, cosa que dudo, será como el caso de Adolf Eichmann [el coronel nazi ejecutado en Israel cuyas cenizas se esparcieron por aguas internacionales]. Necesitaríamos fotografías, pruebas de ADN, huellas digitales. Su cuerpo es una escena del crimen y no creo que ni el FBI y el Departamento de Justicia lo quieran compartir".
Al rato, Fredman matizaba las palabras de Burton: "A Eichmann se le vio vivo durante muchos meses durante el juicio antes de ser sentenciado de muerte y ejecutado. Nadie quería ofrecerle una tumba. Por eso fue cremado. No puedes compararlo con este entierro, porque [a Bin Laden] no se le vio antes de morir. Dudo que esto sea lo que haya ocurrido".
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